lunes, 11 de febrero de 2013

Desfile de domingo de Carnaval 2013

 
 
 
El Gato sonrió al ver a Alicia.
Parecía tener buen carácter, consideró Alicia; pero también tenía unas uñas muy largas y un gran número de dientes, de forma que pensó que convendría tratarlo con el debido respeto.
- “Minino de Cheshire”, empezó algo tímidamente, pues no estaba del todo segura de que le fuera a gustar el cariñoso tratamiento; pero el Gato siguió sonriendo más y más. “¡Vaya! Parece que le va gustando”, pensó Alicia, y continuó: “¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir desde aquí?”.
- “Eso depende de a dónde quieras llegar”, contestó el Gato.
- “A mí no me importa demasiado a dónde…”, empezó a explicar Alicia.
- “En ese caso, da igual hacia dónde vayas”, interrumpió el Gato.
- “…siempre que llegue a alguna parte”, terminó Alicia a modo de explicación.
- “¡Oh! Siempre llegarás a alguna parte”, dijo el Gato, “si caminas lo bastante”.
A Alicia le pareció que esto era innegable, de forma que intentó preguntarle algo más: “¿Qué clase de gente vive por estos parajes?”.
- “Por ahí”, contestó el Gato volviendo una pata hacia su derecha, “vive un sombrerero; y por allá”, continuó volviendo la otra pata, “vive una liebre de marzo. Visita al que te plazca: ambos están igual de locos”.
- “Pero es que a mí no me gusta estar entre locos”, observó Alicia.
- “Eso sí que no lo puedes evitar”, repuso el gato; “todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco; tú también lo estás”.
- “Y ¿cómo sabes tú si yo estoy loca?”, le preguntó Alicia.
- “Has de estarlo a la fuerza”, le contestó el Gato; “de lo contrario no habrías venido aquí”.


Lewis Carroll


Bravo, bravo y bravo por todas esas mamis y papis que hacen posible que todo salga tan bien, que grandes y pequeños lo pasen genial en este domingo de Carnaval y por todo el esfuerzo desinteresado para conseguir que todo salga perfecto.
¡¡¡ Felicidades a todos.!!! 

sábado, 9 de febrero de 2013

Una de piratas... Los Piratas de Embajadores desfilan por el barrio.





Barba Melón era el pirata más feroz y temible de los siete mares. Decían que en sus asaltos y abordajes por todo el mundo había conseguido reunir un tesoro fabuloso, el mayor que se conocía. Como buen pirata, Barba Melón no se fiaba de nadie, y siempre llevaba su tesoro bajo sus pies, en la enorme bodega de su barco.
Un día, oyó el pirata hablar de un magnífico tesoro que iba a cruzar el mar en uno de los barcos más poderosos de la tierra. Era un galeón tremendamente grande y estaba muy bien armado, pero nada le gustaba más a Barba Melón que hundir los barcos más grandes y seguir aumentando su tesoro, aunque en el fondo ya era tan rico que necesitaría muchas vidas para gastar tanto oro y joyas como guardaba.
Así, el pirata preparó cuidadosamente el asalto en mar abierto. Como siempre, el abordaje fue un éxito y en poco tiempo estaban transportando el fabuloso tesoro del galeón al barco de Barba Melón. Ciertamente, era un tesoro formidable, casi tan grande como el del propio pirata, y éste se frotaba las manos sólo de pensar en seguir multiplicando sus riquezas.
Cuando hubieron cargado todo el tesoro, acabaron de hundir el galeón, y los piratas prepararon una gran fiesta para celebrar la hazaña.
Borrachos como estaban, no se dieron cuenta de que el barco se hundía poco a poco, pues el tesoro que llevaba era tan grande, que no podía seguir a flote.
Para cuando se dieron cuenta, ya no había nada que hacer. El barco se marchó al fondo del mar con todos sus malvados piratas y con Barba Melón al frente, quien aún permanece allí atrapado junto a aquel tesoro que llegó a ser gigantesco, pero no tan grande como la avaricia y estupidez del pirata.

  P.P. Sacristán