sábado, 5 de octubre de 2013

Se respira un ambiente diferente...

        


  ... Ya hace unas semanas que comenzó el curso. Y este año, al entrar al Centro, la sensación es distinta.

Echo la vista atrás, a mi niñez... y al recordar el Colegio de entonces, siempre me vienen a la mente unas caras, una forma de hablar, de enseñarte y de guiarte para que en un futuro supiésemos pensar por nosotros mismos. Muchas de esas caras con los años se fueron marchando a otros centros. Pero aun así, el contacto se seguía manteniendo porque la estrecha relación que se forjaba con las familias y los compañeros de profesión provocaba que se siguiera en contanto.

Otras caras, en especial la de nuestro querido maestro D. Alfonso, seguía en el Centro. Precisamente esa esencia y esa forma de enseñar y de mirar el mundo, era la que motivaba a las familias, a esas mismas familias que hoy ya como padres de familia ya adultos, y que pasaron su niñez en este centro, trajéramos a nuestros hijos aquí.

Los propios profesoren pensarán, que tal vez, el hecho de que nuestros hijos vengan al Centro en la actualidad se debe a una comodidad ya que los abuelos viven en la zona, y ese hecho nos facilita nuestro día a día a la hora de llevar a nuestros hijos al colegio.

Puede que en parte haya personas que así lo decidieran, ese motivo no lo voy a negar nunca... pero conociendo como conozco a muchas familias del Colegio, y principalmente hablando a título personal, el motivo por el cual decidimos traer a nuestros hijos aquí, es por el gran equipo humano que trabajaba en él. En parte, gracias a ese equipo de personas, hoy somos lo que somos. Porque su forma de enseñar y de hacernos ver la vida, nos ayudó y nos marcó para llegar a ser las personas que somos hoy.

Nuestro querido profesor D. Alfonso, nuestro profesor de teatro. Y no sólo de nuestros hijos, también lo fue nuestro y lo sigue siendo de nuestros padres. Esa persona, que pese a que ya no cursábamos los estudios en el Colegio, consiguió que siguiésemos unidos formando un grupo de teatro... Un grupo de teatro... es una forma de nombrarlo... lo que consiguió es mucho más... formó una gran familia. Una familia de padres, profesores y alumnos.

Hablar de D. Alfonso es hablar del Colegio Embajadores. Él es la esencia del Centro. Son muchos años vividos en él. Y ante todo, lo digo con mucho respeto sin la intención de llamarle viejo, ni mucho menos. jejejeje... Es mucho el esfuerzo y la dedicación que ha tenido para el Colegio. Mucha. Y hablo con conocimiento de causa. Durante muchos años al frente como director y seguidamente formando parte del equipo directivo.

Por ese hecho, hoy se hace difícil pensar que al entrar al Colegio cada mañana, él ya no está. Ahora está comenzando una nueva etapa en su vida. Pero pese a eso, él nunca desconectará del Centro. Es una parte muy grande de él.

El día a día continua... La vida nos ha ido enseñando a continuar pese a las ausencias. Pero nuestro querido Colegio Embajadores, seguirá funcionando tan bien como siempre, ya que él se encargó de pasar el testigo al estupendo equipo de profesores que hoy trabajan en él. Que este gran equipo comenzará a marcar una nueva etapa que ahora comienza.

Gracias... una y mil veces, gracias Alfonso. Desde nuestro lugar como antiguos alumnos y ahora como padres, en nombre de nuestros padres y en algunos casos como bien sabes, de grandes amigos. Por los que están y por el que también te lo agradece enormemente desde seguro que desde algun bonito lugar en el cielo. Gracias en el nombre de nuestros hijos, los cuales han sido tus alumnos hasta hace unos pocos días. Todo lo aquí escrito no muestra ni una milésima parte el agradecimiento tan grande por toda tu dedicación.

Nos seguiremos viendo, porque estoy segura que te será difícil desconectar del Colegio. Por eso no nos despedimos de ti. Desde todo el Ampa y en mi nombre, reiterarte nuestra enorme gratitud por toda tu dedicación hacia el Colegio y no nos despedimos de ti... simplemente es un hasta pronto.









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